La fuerza del aguacero tiró el muro del patio de la Escuela Infantil e inundó viviendas y edificios municipales
Árboles y muros caídos, garajes, sótanos y viviendas inundadas, destrozos de calles y edificios públicos. Son algunas de las consecuencias que el paso de la depresión atlántica (DANA) que atraviesa la península ha dejado en San Clemente.
Afortunadamente no se han registrado daños personales pero la situación es «catastrófica» según señala la alcaldesa de esta localidad manchega, Charo Sevillano, quien destaca que se están peritando los daños para solicitar ayudas.
En apenas media hora la tormenta descargó cerca de 40 litros de agua por metro cuadrado causando inundaciones que afectaron a todo el casco urbano con acumulaciones de más de medio metro de agua, pero además fueron especialmente conflictivas en barrios con problemas en recogida de pluviales, como son las zonas de la calle María José Melgarejo, Rus y calle Ancha. De hecho, la regidora apunta que están incluidas en el Plan de Obras y Servicios ( POS) para solucionar los problemas de inundaciones.
Otra de las zonas que se vio muy afectada fue la del Arrabal, en este caso ante la imposibilidad de que el sistema de acantarillado pudiera asumir toda el agua que bajaba de la parte alta del pueblo. Eso sí, Sevillano destaca que cuando la tormenta dio una tregua empezó a funcionar con normalidad.
«Tanto la limpieza del río que acabámos de realizar como el mantenimiento de alcantarillas e imbornales que realizamos mensualmente ha sido fundamental par evitar que la situación fuera a más», apostilla.
Con todo, los daños han sido cuantiosos, la fuerza del agua derribó el muro del patio de la Escuela Infantil y causó numerosos desperfectos en edificios municipales, calles, jardines y otras infraestructuras públicas que esta mañana se afanan en limpiar los operarios de todos los servicios municipales.
Además, la alcadesa relata que a lo largo de la noche se recibieron más de 200 llamadas de vecinos para comunicar incidencias en sus viviendas, garajes y locales.
Gracias al esfuerzo de los trabajadores del Ayuntamiento, Policía Local, voluntarios de Protección Civil y la ayuda de los propios vecinos «se pudo evitar que el agua causara más daño», señala la alcaldesa, quien destaca el buen funcionamiento que ha tenido el protocolo de inundaciones que desde hace dos años está en marcha en el ayuntamiento.
Del mismo modo destaca que los ciudadanos se volcaron en ayudar a sus vecinos pero también en despejar la vía pública de ramas, árboles caídos y otros obstáculos, algo que ha querido agradecer públicamente puesto que «sin ese esfuerzo conjunto hoy estaríamos hablando en otro tono».
Esta mañana los operarios de todos los servicios municipales están realizando tareas de limpieza para devolver la normalidad al pueblo mientras se trabaja en la evaluación de daños. La tormenta se cebó en el casco urbano por lo que, a falta de un análisis más exhaustivo, las primeras estimaciones apuntan a que la agricultura no ha sufrido pérdidas. Con todo habrá que esperar a que se pueda comprobar la situación.
«Estamos en el inicio de la vendimia y la situación podría haber sido muy complicada para el pueblo si la tormenta se hubiese ido al campo. Junto a la seguridad ciudadana esta era una de las cuestiones que más nos preocupaba cuando vimos el alcance que estaba adquiriendo la tormenta», concluye Charo Sevillano.